Sanidad y Liberación : Restauración para el Alma y la mente
- Joselyn Jenkins

- 11 jun
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 23 oct

La vida cristiana no es solo una invitación a la salvación eterna, sino también a la sanidad interior y la liberación espiritual. Jesús vino a romper las cadenas del pecado, a sanar corazones heridos, y a traer libertad a los cautivos. La sanidad y liberación no son conceptos místicos o exagerados, sino promesas reales en la Palabra de Dios, disponibles para todo creyente.
1. Jesús, nuestro Sanador
Desde el Antiguo Testamento, Dios se revela como nuestro sanador:
“Yo soy Jehová tu sanador” (Éxodo 15:26).
Pero es en Jesús donde esta promesa se cumple plenamente. Durante su ministerio en la tierra, Jesús sanaba enfermedades físicas, restauraba la mente y sanaba heridas emocionales. Su compasión alcanzaba a los quebrantados de corazón, los marginados y los atormentados por espíritus malignos.
“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores… y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:4-5).
2. Liberación: libertad en Cristo
La liberación espiritual no es solo para quienes están gravemente oprimidos, sino para cualquiera que necesite ser libre de patrones, pensamientos, o ataduras que impiden vivir plenamente en Cristo.
“El Espíritu del Señor está sobre mí… Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos” (Lucas 4:18).
Hay personas atadas por el miedo, la ansiedad, la culpa, el resentimiento o incluso por maldiciones generacionales. Pero Jesús tiene poder para romper toda cadena.
“Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:36).
3. ¿Cómo recibir sanidad y liberación?
a. A través de la fe:
Jesús dijo: “Tu fe te ha sanado” (Lucas 8:48). Cree que Dios puede y quiere sanarte.
b. Por medio de la oración y el perdón:
Muchos no son libres porque aún guardan rencor.
El perdón libera tu alma y abre la puerta a la sanidad.
“Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados” (Santiago 5:16).
c. Meditando en la Palabra de Dios:
La Palabra renueva la mente y expulsa toda mentira del enemigo.
“Envió su palabra, y los sanó, y los libró de su ruina” (Salmo 107:20).
d. Buscando ayuda espiritual:
Dios usa pastores, consejeros cristianos, e intercesores para guiar en procesos de liberación. No es vergonzoso pedir ayuda. La humildad abre camino a la gracia.
4. Manteniendo la libertad
La sanidad y liberación son procesos que muchas veces comienzan con un momento poderoso, pero deben mantenerse con disciplina espiritual: oración diaria, lectura bíblica, comunión con otros creyentes, y alejándose de lo que abre puertas al enemigo.
“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8).
Conclusión
Dios no solo quiere salvarte del infierno, sino sanarte del dolor, liberarte de toda opresión, y darte una vida abundante en Cristo. Si hoy estás herido, atado o sintiéndote lejos de Dios, recuerda que el poder de Jesús no tiene límites. Su amor es más grande que tu dolor, su luz más fuerte que tu oscuridad, y su sangre más poderosa que cualquier atadura. Jesús pago por ti y por mí, El habita en nuestros espíritus; pero tenemos un alma que necesita ser sanada y liberada y nuestras mentes tiene que ser renovada con la Palabra de Dios.
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”
(Mateo 11:28). Ven a El hoy y tu vida cambiara. Entrega lo que te molesta y dana y aparta de lo verdadero. Jesucristo es tu Salvador Libertador, y Sanador"
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