Volviendo a lo básico
- Joselyn Jenkins
- 6 nov
- 2 Min. de lectura
Recuerda, por tanto, de dónde has caído; arrepiéntete y haz las primeras obras.” –
Apocalipsis 2:5
Vivimos en un mundo acelerado — lleno de notificaciones, tendencias y distracciones constantes.
Queremos más experiencias, más conocimiento, más “niveles” espirituales… pero muchas veces, lo que realmente necesitamos no es algo nuevo, sino volver a lo esencial.
Cuando la comunidad se apodera del corazón
Uno de los mayores enemigos del crecimiento espiritual es el confort.
Esa voz silenciosa que dice: “Ya estás haciendo suficiente” o “Mañana oras.”
El confort nos hace conformarnos. Nos hace sentir bien, mientras lentamente nos alejamos del fuego de Dios.
Pero el confort y el llamado no pueden habitar en el mismo corazón.
No se puede avanzar y quedarse cómodo al mismo tiempo.
El crecimiento ocurre cuando decidimos salir de la zona de comodidad, cuando respondemos al llamado de Dios a buscarle cada día, aunque no sintamos ganas.
Volver al corazón a lo básico de las cosas
A veces pensamos que necesitamos más revelaciones o mensajes profundos para crecer.
Pero la fortaleza espiritual no empieza con lo complicado, sino con la constancia.
El poder está en hacer las cosas simples, las que sostienen nuestra relación con Dios.
Volvamos a lo que realmente importa:
La oración – No como un deber, sino como el aire que respira tu alma. Es donde tu corazón se encuentra con Su presencia.
La Palabra – No es solo un libro; es tu guía, tu espejo y tu pan diario.
El perdón – No perdonar detiene tu avance. Suelta, deja ir, y permite que Dios sane.
La disciplina – Aparta tiempo para Dios aunque no tengas ganas. La constancia te forma.
La perseverancia – Sigue, aunque no veas resultados rápidos. Dios honra a los que no se rinden.
Estos son los básicos, el fundamento que mantiene viva tu fe.
Por qué lo básico sigue siendo importante?
La iglesia primitiva no tenía luces, tecnología ni redes sociales, pero impactó al mundo porque vivía cerca de Jesús.
Oraban. Adoraban. Caminaban en unidad.
No solo hablaban de Dios — vivían con Él.
Nosotros también somos llamados a esa sencillez: a redescubrir el gozo en la oración, la paz en Su Palabra y la fuerza en Su presencia.
Desafío para hoy
Pregúntate:
¿He estado demasiado cómodo en mi fe?
¿Le doy a Dios los primeros minutos de mi día o solo lo que me sobra?
¿Qué “básico” necesito restaurar en mi caminar diario?
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